Diseño: Andrés Saray
Esta
vez, al rotular este post como undécima sesión,
hago referencia a un cúmulo de encuentros, reuniones fallidas,
celebraciones, puntos suspensivos y demás acontecimientos acaecidos en los
últimos meses, donde el proyecto entró en un periodo de crisis que terminó
replanteando el laboratorio y generando más bien una idea de colectivo,
dispuesto a indagar algo más que la idea de instalación escénica. El accidente:
un esfuerzo por sumarnos a los acciones de ACOOC en sus jornadas de libertad en
espacios públicos; es decir, un experimento en calle que abrió una nueva veta
de exploración en torno a lo político, lo performativo, el espacio abierto y la
instalación escénica.
Me
explico: con un deseo de poder entablar una relación con el transeúnte común,
se planteó habilitar una oficina ambulante donde las personas pudieran expresar
sus objeciones frente a la vida, el estado, la sociedad, la ciudad, en fin,
como una terapia de desahogo colectivo y visibilización de los malestares de la
comunidad local.
Bajo
esta premisa tan sencilla, se intervino una esquina de la ciudad (Calle 24 con
séptima) entre las 6:00 p.m. y 7:00 p.m., colocando dos mesas enfrentadas -una
en cada esquina- ataviada cada cual por una maquina de escribir, implementos de
oficina como portarretratos, mugs con lápices, carpetas A-Z, un mantel que
cubriera con algo de elegancia las mesas tipo Rimax, y como estrategia para
atraer a la gente, letreros con los siguientes anuncios: “Gratis”, “Solo por
hoy”, “Central de objeciones abierta”, además de una mujer vestida de traje y
con megáfono en mano que invita a las personas a acercarse a las mesas,
expresar su denuncia ante cámara, y recibir una copia en papel carbón de su
querella.
El
ejercicio terminó sobrepasando las expectativas, las personas empezaron a
acercarse con algo de timidez a las mesas pero una vez sentados frente a la
maquina de escribir iniciaron un proceso casi catártico y en menos de media
hora ya habían pasado por nuestras mesas oficinistas, vendedores ambulantes,
estudiantes y pensionados, quienes desde
sus puntos de vista narraban sus inconformidades y desde allí expresar sus
angustias y su percepción sobre la ciudad que les tocó vivir.
El
experimento nos sobrepasó, en la noche las cámaras no registraban bien a los
entrevistados (baja calidad de la luz), el viento se llevaba los carteles improvisados
pegados en los postes, el ruido no permitía registrar bien los audios, pero la
experiencia para los que nos encontrábamos haciendo este ejercicio nos dejó
cargados de energía, exultantes, sorprendidos ,anonadados, y la decisión tácita
de seguir indagando por esta vía a ver qué nuevas sorpresas nos deparaba este
camino.
Así,
de esta forma, el laboratorio de doce sesiones planteado para intervenir una
casa, termino siendo el primer peldaño para seguir jugando, probando y
experimentando. El tiempo de todos los integrantes estaría ocupado en otras
aventuras por los meses venideros pero la promesa de continuar con este proceso
se mantendría. Nuevas personas se vincularon gracias a esta nueva iniciativa:
la bella Mabel y Michelle, la chica maravilla, se han integrado al parche.
Ahora el objetivo es clarificar y
profundizar alrededor de nuestra oficina ambulante de objeciones por medio de
las siguientes acciones: la habilitación de un espacio en la web para colgar
los diferentes testimonios y puedan ser estos escuchados a través del ciberespacio;
una hoja de ruta por la ciudad donde colocar nuestras mesas de trabajo; un
cuidadoso diseño de la puesta en escena en las que se enmarcará nuestras acciones, relacionándolos con la
arquitectura de loes lugares seleccionados y el paso de los transeúntes por el
espacio; el ajuste de una serie de
pequeños detalles que magnifiquen el esfuerzo de construir una experiencia
singular.
No
sé si esto pueda llamarse una acción artística pero claramente se está
convirtiendo en nuestro manifiesto político, un utópico plan para visibilizar
la voz de los habitantes de la ciudad, alejado de cualquier proyecto político
partidista ni ningún afán de transformar
el mundo, solo abrir un espacio de escucha, de encuentro, de pensar el arte
como un servicio para el alma de una sociedad. Esto no quiere decir que nos ha
dejado de interesar el proyecto inicial de intervenir un espacio cerrado, lo
único que pasa es que decidimos dejarnos llevar por la fuga, pero siempre con
la idea de volver después. Estas
acciones en espacio público se harán entre el 16 y 24 de diciembre bajo el
nombre de “Aguinaldo de objeciones”. Cuando lleguen esos tiempos, este blog
continuará registrando nuestras
andaduras. Hasta pronto.